El 29 de julio nuestra Iglesia celebra la Memoria de Santa Marta, María
y Lázaro, amigos de Nuestro Señor Jesucristo, Siglo I. Betania, Israel.
En Betania, un pueblecito cercano a Jerusalén vivía una familia de la cual dice el Evangelio un elogio hermosísimo: "Jesús amaba a Marta, a María y a su hermano Lázaro". Difícil encontrar un detalle más simpático acerca de alguna familia: eran muy amados por Jesús.
Los dos primeros años de su apostolado, Jesús estuvo la mayor parte del tiempo en la provincia de Galilea, al norte de su país. Pero en el tercer año se trasladó a Judea, en el sur, y con él sus discípulos. En Jerusalén era bastante peligroso el quedarse por las noches porque los enemigos le habían jurado guerra a muerte y buscaban cualquier ocasión propicia para matar al Redentor.
Pero allí, a cuatro kilómetros
de Jerusalén, había un pueblecito tranquilo y amable y en él un hogar donde
Jesús se sentía bien. Era el hogar de Marta, María y Lázaro. En esta casa
siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino
Maestro cualquier día a la hora en que llegara, y tres corazones verdaderamente
amigos de Jesús le esperaban con afecto fraternal. Allí Jesús se sentía como en
su casa
Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus 12 apóstoles y las santas mujeres, mamás de algunos apóstoles, entre otras. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros. Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. Oír a Cristo es lo más hermoso que pueda existir. El estaba sentado en un sillón y los demás, atentísimos, sentados en el suelo escuchando. Y allí, en medio de todos ellos, sentada también en el suelo estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas.
De pronto Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: "Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? ¿Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?". Y Jesús con una suave sonrisa y tono bondadoso le responde: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada". Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador. Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.
Narra San Juan en el capítulo 11 "Sucedió que un día Lázaro se enfermó, se agravó y empezó a dar señales muy graves de que se iba a morir. Y Jesús estaba lejos. Las dos hermanas le enviaron un empleado con este sencillo mensaje: Señor aquel que tú amas, está enfermo. Que bello modo de comunicarle la noticia. Sabemos que lo amas, y si lo amas lo vas a ayudar.
A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia Betania, la casa estaba llena de amigos y conocidos que habían llegado a dar el pésame a las dos hermanas. Tan pronto Marta supo que Jesús venía, salió a su encuentro y le dijo: Oh Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá.
Jesús le dice: "Tu hermano resucitará".
Marta le contesta: Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de los muertos.
Jesús añadió: Yo soy la resurreción y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá ¿Crees esto?
Marta respondió: Sí Señor; yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Maravillosa profesión de fe hecha por esta santa mujer.
En el caso de María, el Evangelio la menciona cuando en vísperas de la Pasión, presintiendo que al Maestro le iba a pasar algo, le unge con un perfume de alabastro ante el asombro de los presentes y el escándalo de algunos.
Según la tradición, Santa Marta huye a Provenza tras la lapidación de San Esteban. Lázaro y María, por su parte, van Marsella.
En el año 2021 el Papa Francisco pidió que como el Señor amaba a los tres, y estaban muy unidos, se celebrasen en el mismo día. Son Patronos de la hostelería.
Para la reflexion:
Como podemos recibir en nuestro hogar a Jesus, para que el se sienta como en casa?
Señor y Padre Nuestro, que el
ejemplo de los hermanos de Betania nos ayude a alejarnos de las cosas pasajeras
de la tierra y nos estimule a buscar de lo que realmente vale la pena, la vida
eterna en el cielo. Que como Martha y María no dejemos de rogar a Jesús por
tantos Lázaros muertos que tenemos en nuestras familias, los que viven en
pecado mortal. Que siempre tengamos dispuesto un lugar en nuestros corazones
donde nuestro Señor encuentre reposo, amor, y disponibilidad para servir a los
que pasan por alguna necesidad. Por Jesucristo Nuestro Señor, Santos; Martha,
María y Lázaro, rueguen por nosotros.
Amén.
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