El 5 de Mayo nuestra Iglesia recuerda a San Ángel de
Sicilia (San Ángel de Jerusalén), Sacerdote, Mártir, Monje Carmelita. Año
1185-1225. Italia.
Nació en Jerusalén en el año de 1185, cuando Jerusalén
estaba bajo el dominio cristiano. Vivió en una época de cambios y conflictos.
Las Cruzadas estaban ocurriendo. Muchos cristianos iban y venían de Tierra
Santa. La Iglesia crecía en diferentes partes del mundo. Sus padres, que eran
judíos se convirtieron al cristianismo. Tras la muerte de sus padres, él y su
hermano gemelo Juan, decidieron ingresar en el monasterio de los hermanos de la
Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo o Carmelitas.
Ángel entró en el Carmelo, a los 25 años fue ordenado
sacerdote. Es conocido por su predicación y su santidad. Fue uno
de los primeros miembros de la Orden Carmelita en abandonar Tierra Santa y
dirigirse a Europa. Ayudó a llevar el estilo de vida carmelita a nuevos
lugares.
En 1218, se le encomendó la misión de ir a Roma, para
explicar y obtener del Papa Honorio III la confirmación de la nueva Orden del Carmelo
y la Regla, el mismo Papa, quien aprobó la Orden Franciscana, le concedió
licencia el 30 de enero de 1226.
Existe una historia que está poco documentada en las
tres órdenes religiosas de los Santos involucrados, pero se cree que fue un
hecho notable que así sucedió: Estaba san Ángel en predicación del evangelio en
la Archibasílica de San Juan de Letrán por
orden del papa Honorio III, cuando en visiones el Santísimo
Salvador le mostró los rostros de Santo Domingo y
de San Francisco, que andaban
en Roma arreglando la fundación de sus respectivas
órdenes, cuando de sus labios exclamó:
«Había dos nuevas y firmes columnas de la Iglesia»
Entonces se propició el encuentro, durante el cual los
otros dos santos lo reconocieron, habiéndolo también visto en visiones previas.
Después de algún corto intercambio de palabras y la profecía del martirio de
san Ángel, se dice que hubo un abrazo de los tres grandes santos. Después se
encaminaron hacia la casa de los dominicos en la Ciudad Eterna y se pusieron
toda la noche en oración.
Después de predicar fructíferamente en San Juan de
Letrán, Ángel fue enviado a Sicilia a predicar en contra la herejía cátara que
se había extendido después del año 1000, de este a oeste. Los
"cátaros" eran un movimiento cristiano de carácter gnóstico,
consideraban el mundo como una dualidad absoluta (Solo existe el bien y el mal)
rechazaban radicalmente todo lo que era carnal y terrenal: condenaban el
matrimonio, negaban la resurrección de la carne, eran vegetarianos, se
prohibían el ejercicio de la justicia y las armas, condenaban la propiedad
privada.
Entre los devotos cátaros estaban los simples “creyentes”
y “perfectos”, que se distinguían por su ascetismo, y por sus ayunos rigurosos.
El movimiento herético se propagó por todo el Occidente cristiano, y fue
conocido por varios nombres como albigenses (Por la ciudad de Albi), búlgaros o
Patarines.
En la ciudad de Licata, en la costa sur de Sicilia, San Angel se encontró
con el escudero Berengario, que además de ser cátaro llevaba
una vida incestuosa; San Ángel convenció a la compañera de este hombre a que lo
dejara; furioso Berengario lo atacó mientras predicaba en la iglesia de los
Santos Felipe y Santiago hiriéndolo de muerte con cinco golpes de espada. El
fraile fue llevado a una casa cercana por los fieles, en donde cuatro días más
tarde murió a causa de sus heridas, era un 5 de mayo del año 1226, antes de
morir pidió a los habitantes de Licata y los fieles que perdonaran al asesino.
Fue enterrado en la iglesia donde fue agredido, más tarde su tumba se convirtió
en centro de peregrinación y su culto se extendió rápidamente.
Fue canonizado por el Papa Pío II en 1459. Sus restos
fueron trasladados en 1662 a una nueva iglesia llamada Santa María del Carmen
que fue erigida por los habitantes de Licata, en agradecimiento porque habían
sido preservados de una plaga (durante el virreinato de Nápoles en 1656) por la intercesión del santo.
San Ángel es patrono de la ciudad de Licata,
Sant'Angelo, Muxaro y Osidda, así como patrón de los lavanderos.
Para la reflexión:
¿A que nos invita la vida de San Ángel de Sicilia el
día de hoy?
Señor y Padre nuestro, que nunca abandonas a tus
fieles dándoles la gracia de la perseverancia hasta el final incluso en el
martirio, por la intercesión de San Ángel, concédenos fortaleza en las pruebas
para que imitándole seamos siempre fieles testigos de tuyos, de tu amor y de tu
bondad. Por Jesucristo Nuestro Señor. San Ángel de Sicilia, ruega por nosotros.
Bendiciones
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