El 31 de
marzo nuestra Iglesia recuerda a San Benjamín, diacono y mártir. Año
420, Persia. (Actual Iran)
Su biografía se desarrolla en algún lugar de Persia.
Benjamín era un joven de un gran celo apostólico en bien de los demás. Hablaba
con fluida elocuencia.
En
aquella época, El rey Yezdigerd,
puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevado a cabo
en Persia durante el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido
incendio el Pireo o templo del
fuego, principal objeto del culto de los persas.
El rey Yesdigerd amenazó con
destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo
reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó matar e
inició una persecución general que duró 40 años. Uno de los primeros
mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado,
estuvo encarcelado durante un año.Los meses que
pasó en la cárcel le sirvieron para pensar, orar, meditar y escribir.
En estas circunstancias llegó a la ciudad un embajador del emperador bizantino
y lo puso en libertad. Desde que lo pusieron en libertad, Benjamín comenzó con
mayor brío e ímpetu su trabajo apostólico y convirtió a muchos magos
haciéndoles ver que algún día brillará en sus ojos y en su alma la luz
verdadera.De no ser así –decía – yo mismo sufriré el castigo que el Señor
reserva a los seguidores que no sacan a relucir los talentos que él les ha
dado.
Esta vez no quiso intervenir el embajador por su insistencia en la predicación
y poco después, el rey lo encarceló de nuevo y mandó que le dieran castigos,
consume su martirio con cañas agudas entre sus uñas hasta la muerte, siendo
luego decapitado. Murió alrededor del año 420.
Oh, Dios,
te damos las gracias por la vida y testimonio de San Benjamín, concédenos por
su intercesión el poder usar los talentos que nos has dado en bien de la predicación
de tu palabra, que nos consuma el fuego por ser testimonios vivos de tu amor en
nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor, San Benjamín, ruega por nosotros.
Amén.
Bendiciones
en Cristo Jesús. En "SABIDURIA DE LOS SANTOS-Santoral" compartimos
una breve biografía del Santo de cada día 🎧.
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El 30 de Marzo, nuestra Iglesia recuerda a San Julio Álvarez Mendoza,
Presbítero y Mártir. Año, 1927, México.
Nació en Guadalajara, Jalisco,
el 20 de diciembre de 1866. Se distinguió por ser amable y bondadoso con todos,
comunicativo y sencillo, desprendido y generoso. Sus muchas habilidades las
puso al servicio del prójimo; emprendedor y caritativo, llegó a regalar incluso
la camisa que llevaba puesta a quien la necesitaba.
Don Julio, enseñó a sus
feligreses el oficio de la sastrería y él mismo confeccionaba prendas a los
pobres. Su familia, encabezada por Atanasio Álvarez y Dolores Mendoza, carecía
de recursos económicos, sin embargo, la generosidad de unos bienhechores y la
aplicación de Julio en los estudios, le permitieron formarse con suficiencia en
un colegio de estudios superiores antes de ingresar, en 1880, al Seminario
Conciliar de Guadalajara.
Su Arzobispo, Don Pedro Loza y
Pardavé, lo ordenó Presbítero el 2 de diciembre de 1894. Una semana más tarde
lo envió a su primer y único destino, la Capellanía de Mechoacanejo, misma que fue elevada a Parroquia y agregada al
Obispado de Aguascalientes.
Desde su llegada a
Mechoacanejo se distinguió por su celo pastoral. Cuando debía reprender las
faltas de sus fieles, lo hacía con prontitud, firmeza y siempre de la mejor
manera, sin herir los sentimientos de las personas.
Cuando los Obispos de México
decretaron en agosto de 1926 la suspensión del culto público, el Padre Julio
decidió permanecer en su Parroquia, y a partir de entonces, administró los
Sacramentos a hurtadillas, oculto en ranchos. No creía ser uno de los agraciados
Sacerdotes que morían fusilados porque -decía- «Dios no escoge basura para el
martirio».
Sin embargo, el ejército
federal implementó una represión extrema luego de que muchos católicos de la
región se sublevaron contra las leyes anticlericales del Gobierno, y
finalmente, el 26 de marzo de 1927, a las 16:00 horas, una partida de soldados
aprehendió al eclesiástico que, junto con dos acompañantes, se dirigían al
rancho El Salitre, a celebrar Misa.
Descubierta su identidad,
inició un penoso calvario para él y sus camaradas. Fueron remitidos a San
Julián, Jalisco, en donde en ayunas y con las manos atadas, se le prohibió
descansar sentado: o se mantenía de pie o arrodillado.
El día 30 de marzo, a las 5:15
horas, un capitán de apellido Grajeda condujo al reo al paredón:
- ¿Siempre me van a matar?
-Esa es la orden que tengo.
-Bien -repuso el Mártir-, ya
sabía que tenían que matarme porque soy Sacerdote; cumpla usted la orden, sólo
le suplico que me concedan hablar tres palabras; Voy a morir inocente porque no
he hecho ningún mal. Mi delito es ser Ministro de Dios. Yo les perdono a
ustedes; sólo les ruego que no maten a los muchachos porque son inocentes, nada
deben. Cruzo los brazos y de los soldados recibió la descarga fatal.
El cadáver fue abandonado en
un tiradero de basura, próximo al templo parroquial, hasta que los habitantes
de San Julián, enterados de que habían matado a un sacerdote, procedieron a
velarlo y darle sepultura. En el sitio donde lo aprehendieron se colocó una
lápida y una cruz; lo mismo se hizo en el lugar del martirio. Sus restos, años
más tarde, fueron trasladados a Mechoacanejo.
Todos estos lugares son meta de peregrinación de numerosos fieles, atraídos por
el recuerdo de la vida ejemplar y muerte edificante del Santo Julio Álvarez.
Señor y Padre Nuestro, que nunca abandonas a tu Iglesia incluso en
tiempos de persecución y crisis, permítenos que, a ejemplo de San Julio Álvarez,
siempre confiemos en tu divina Misericordia, ya que, aunque se pueda matar el
cuerpo, que nuestra alma pertenezca toda a ti, para que podamos alabarte en el
cielo, junto con María santísima y tus santos. Por Jesucristo Nuestro Señor,
San Julio Álvarez, ruega por nosotros. Amen.
El 29 de Marzo, nuestra Iglesia recuerda a San Eustasio de Luxeüil. Monje y Abad. Año 625, Francia.
Nació Eustasio pasada la
segunda mitad del siglo VI, en Borgoña. Fue discípulo de san Columbano, monje
irlandés que pasó a las Galias buscando esconderse en la soledad y que recorrió
el Vosga, el Franco-Condado y llegó hasta Italia. Fundó el monasterio de
Luxeüil a cuya sombra nacieron otros célebres conventos.
Eustasio tiene unos deseos
grandes de encontrar el lugar adecuado para la oración y la penitencia. Entra
en Luxeüil y es uno de sus primeros monjes. Allí lleva una vida a semejanza de
los monjes del desierto de oriente.
Columbano se ve forzado a
condenar los graves errores de la reinaBruneguilda y de su nieto rey de
Borgoña. Con esta actitud, por otra parte, inevitable en quien se preocupa por
los intereses de la Iglesia, desaparece la calma que hasta el momento
disfrutaban los monjes. Eustasio considera oportuno en esa situación auto
desterrarse a Austrasia, reino fundado en el año 511, ahí reina Teodoberto, el
rey anterior fue su hermano Tierry. Poco tiempo después se le reúne el abad
Columbano. Predican por el Rhin, río arriba, bordeando el lago Constanza, hasta
llegar a tierras suizas.
Columbano envía a Eustasio al
monasterio de Luxeüil después de nombrarle abad. Es en este momento -con nuevas
responsabilidades- cuando la vida de Eustasio cobra dimensiones de madurez
humana y sobrenatural insospechadas. Arrecia en la oración y en la penitencia;
trata con caridad exquisita a los monjes, es afable y recto; su ejemplo de
hombre de Dios cunde hasta el extremo de reunir en torno a él dentro del
monasterio a más de seiscientos varones de cuyos nombres hay constancia en los
fastos de la iglesia. Y el influjo espiritual del monasterio salta los muros
del recinto monacal; ahora son las tierras de Alemania las que se benefician de
él prometiéndose una época altamente evangelizadora.
Pero, han pasado cosas en el
monasterio de Luxeüil mientras duraba la predicación por Alemania. Un monje
llamado Agreste o Agrestino que fue secretario del rey Tierry ha provocado la
relajación y la ruina de la disciplina. Orgulloso y lleno de envidia, piensa y
dice que él mismo es capaz de realizar idéntica labor apostólica que la que
está realizando su abad; por eso abandona el retiro del que estaba aburrido
hacía tiempo y donde ya se encontraba tedioso; ha salido dispuesto a
evangelizar paganos, pero no consigue los esperados triunfos de conversión. Y
es que no depende de las cualidades personales ni del saber humano la
conversión de la gente; ha de ser la gracia del Espíritu Santo quien mueva las
inteligencias y voluntades de los hombres y esto ordinariamente ha querido
ligarlo el Señor a la santidad de quien predica. En este caso, el fruto de su
misionar tarda en llegar y con despecho se precipita Agreste en el cisma.
Eustasio quiere recuperarlo,
pero se topa con el espíritu terco, inquieto y sedicioso de Agreste que ha
empeorado por los fracasos recientes y está dispuesto a aniquilar el
monasterio. Aquí interviene Eustasio con un feliz desenlace porque llega a
convencer a los obispos reunidos haciéndoles ver que estaban equivocados por la
sola y unilateral información que les había llegado de parte de Agreste.
Restablecida la paz monacal,
la unidad de dirección y la disciplina, cobra nuevamente el monasterio su
perdida prestancia. Sus grandes méritos se acrecentaron en la última
enfermedad, con un mes entero de increíbles sufrimientos, que consumen su
cuerpo sexagenario el 29 de marzo del año 625.
Dios Padre Todopoderoso, te damos gracias, que en cada época de la
historia de nuestro caminar Cristiano, nos has dado grandes hombres para que
sean nuestros guías y ejemplos en la predicación del Evangelio. Que nuestro espíritu
se fortalezca con el ejemplo de San Eustasio, y que, por su intercesión,
podamos cada día unirnos más a ti. Por Jesucristo Nuestro Señor, San Eustasio,
ruega por nosotros. Amén.
El 28 de marzo, nuestra Iglesia recuerda a San Doroteo de Gaza, Santo
Asceta. Siglo VII, Palestina
Nació en Palestina a finales
del siglo VI. Ingreso en calidad de hermano lego en el monasterio del abad
Seridio situado en el torrente entre Gaza y Ascarón, se puso bajo la dirección
del monje Juan y de san Barsanufio. Fue tan grande el amor que le hicieron
sentir estos maestros por el estudio, que acabó siendo éste su mayor pasión, pero
no prosperó sólo en sabiduría, sino también en virtud.
De acuerdo con su trabajo,
Doroteo llevó una vida austera y ascética. Después de terminar sus oraciones, recogía
piedras a lo largo de la orilla del mar para construir celdas para los demás ermitaños.
Por la noche tejía cestas a cambio de lo cual recibió los suministros que
necesitaban para vivir. Su alimento consistía en pan y hierbas de la selva,
comía sólo una vez al día y bebía un poco de agua. Apenas dormía descansando un
poco en horas de trabajo o después de comer.
Una vez, San Doroteo envió a
sus discípulos a buscar agua, pero volvieron diciendo que habían visto una
serpiente y que el agua en el pozo estaba envenenada, san Doroteo fue al
pozo, tomó un cucharón de agua e hizo la señal de la cruz sobre ella y bebió
diciendo: "Con la Cruz, los poderes demoníacos no hacen daño".
Siendo su misión en el
monasterio cuidar a los monjes ancianos y enfermos, tuvo la mejor ocasión de
practicar con ellos una exquisita caridad cristiana. Muertos sus maestros, él mismo tomó el relevo: formó
a san Dositeo que brilló por su santidad. Fundó el monasterio situado entre
Gaza y Majuma, del que fue abad. Escribió un tratado ascético dedicado a la
vida monástica que se conserva en versión griega y latina.
San Doroteo murió en paz a una
edad avanzada en el primer tercio del siglo VII.
Para la reflexión:
¿Qué podemos aprender de la
vida ascética de San Doroteo? ¿Podemos vivir esa vida en este mundo actual?
Oh, Dios que has puesto en San Doroteo agradables virtudes de tenacidad
y constancia en el trabajo, concédenos por su intercesión confiar siempre en tu
divina voluntad, entregarnos con Buena disposición al trabajo del día a día.
Por Jesucristo Nuestro Señor, San Doroteo, ruega por nosotros. Amén.
El 27 de marzo, nuestra Iglesia recuerda a San Ruperto, Santo Obispo de
Salzburgo. Año, 718, Austria.
San Ruperto nació en la ciudad
de Worms, Alemania.Descendía de los
robertinos, una importante familia en la región del medio y alto Rin. San Ruperto
recibió su formación de timbre monástico. Hacia el año 700, se sintió llevado a
la predicación y al testimonio monástico y por eso viajó a Baviera. Con la
ayuda de Teodoro de Baviera fundó, cerca de Salzburgo, una iglesia dedicada a
san Pedro. San Ruperto pidió al conde otro territorio a orillas del río Salzach cerca de la antigua ciudad
romana de Juvavum, allí
construyo una Iglesia y un monasterio.
El monasterio fue dedicado
también a san Pedro, y es el más antiguo de Austria, fue el núcleo de la nueva
Salzburgo. San Ruperto estuvo al frente como obispo y como abad, y desde allí
difundió la fe Cristiana con la ayuda de doce colaboradores que llevó desde su
tierra natal. No lejos del monasterio de san Pedro surgió también un monasterio
femenino, cuya dirección fue confiada a la abadesa Erentrude, sobrina de San Ruperto.
Este grupito de valientes fue
el que hizo surgir la nueva Salzburgo, que con razón considera a Ruperto como
su refundador: Su figura demuestra cómo una personalidad llena de fuerza y de
sensibilidad ahonda en las raíces de las profundidades del espíritu Cristiano. Fue pues, su primer
obispo y patrono principal.
Salzburgo significa “Ciudad de
sal” se llama así porque cerca de ahí se encuentran unas minas de sal, y San Ruperto
aparece en los cuadros con un salero en la mano o con un barril lleno precisamente
de sal y no de vino como creen algunos. Es el único santo local festejado no
sólo en las regiones de idioma alemán, sino también en Irlanda: en realidad,
también él fue un típico representante de los “monjes irlandeses” itinerantes.
San Ruperto murió el 27 de
marzo del año 718, día de Pascua. Sus reliquias se conservan en la magnífica
catedral de Salzburgo, edificada en el siglo XVII.
San Ruperto renovó una ciudad
con su ejemplo cristiano. ¿Como podemos nosotros aplicar su historia a nuestra
vida en familia?
Oh, Dios, que has dado a san Ruperto valentía y visión Cristiana para
difundir la Fe del Evangelio, concédenos por su intercesión poder ver en donde
tu palabra se necesita ser llevada. Por Jesucristo nuestro Señor, San Ruperto,
ruega por nosotros. Amén.
El 26 de
Marzo, nuestra Iglesia recuerda a San Braulio de Zaragoza, Obispo y escritor. Año
651, España.
Fue uno de
los intelectuales más destacados de la España visigoda.Se desconoce su
lugar de nacimiento, pero se cree que nació por el año 585. De su familia se
conocen los nombres de cinco familiares: A excepción de su hermana Basila, los
demás ocuparon cargos de responsabilidad eclesiástica, su padre, Gregorio, fue
obispo de Osma, su hermano Juan también fue obispo, Fronimiano, fue abad y su
hermana Pomponia fue abadesa. Se dice que la madre de Braulio pertenecía a una
familia noble.
Lo habitual
en aquella época era que cada erudito formara su propia academia. El maestro
solía ser un obispo y los alumnos eran candidatos para recibir el sacramento
sacerdotal. Por esta razón este tipo de escuela se ha conocido con el nombre de
«escuela episcopal» o «escuela familiar», ya que los estudiantes solían
pertenecer a la familia o entorno del obispo. Su enseñanza básica debió incluir
el latín, la aritmética y la Biblia. Es conocido que su hermano Juan era una
autoridad en el “computus”, cálculo que se utilizaba para determinar con
exactitud las fechas en que debía celebrarse la Pascua y las fiestas
dependientes de la misma.
San Braulio
fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidoro de Sevilla al cual le ayudó
mucho en la corrección y edición de sus libros, catalogó sus Etimologías, a las
cuales puso títulos y dividió en capítulos. Se conservan numerosas epístolas
que dan idea de la fecunda comunicación que mantuvieron. Al morir su hermano
Juan, que era obispo de Zaragoza en el año 626 el clero y los fieles lo
eligieron para que lo reemplazara.
Eugenio de
Toledo fue su discípulo, llegó a Zaragoza para ponerse en contacto con Braulio,
y supo fundir las enseñanzas de su maestro y de Isidoro de Sevilla. Se
conservan 44 cartas de su Epistolario que, entre otras cosas, ofrecen amplia
documentación sobre la cultura de su tiempo y muestran su relación con el papa
Honorio I y con los reyes visigodos Chindasvinto y Recesvinto. También se le
atribuyen a él las Actas de los Mártires de Zaragoza.
Como obispo
se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los
errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una
doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero. Acudió a los
concilios V (636) y VI (638) de Toledo donde se abordaron temas como los
relacionados a los convertidos judíos. Los obispos de España lo encargaron de
las relaciones episcopales con el Papa de Roma. En la catedral, y en el
famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias
horas cada día rezando con especial fervor.
Tan grande
era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le
escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está
hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que
decir". Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran
siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja. Todas las
limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con
mucho esmero a enseñar a los ignorantes. En sus cartas su estilo era elegante,
lleno de bondad y de amabilidad, firmaba siempre como: "Braulio, siervo
inútil de los santos de Dios".
Los últimos
años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era
tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para
dedicarse a rezar y meditar.
Poco antes
de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno
y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de
tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy
listo". Murió santamente. Era el año 651, tenía 66 años.
San Isidoro
es venerado en la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, es considerado
Patrono de Aragón y de la Universidad de Zaragoza. Su iglesia se encuentra en
la calle Menéndez Pelayo. Los universitarios celebran en este día una fiesta en
su honor en el Parque de Atracciones, aunque muchos no sepan el motivo.
Para la reflexión:
¿Qué te ha
llamado más la atención de la vida de San Braulio y los entornos en los que se
desarrolla?
Oh, Dios, concédenos como a San
Braulio la noble tarea de ayudar a otros a descubrir sus propios talentos que
puedan poner a tu servicio, que nosotros mismos seamos puentes de comunicación y
voceros de las buenas nuevas por todos los medios posibles. Por nuestro Señor
Jesucristo, San Braulio, ruega por nosotros. Amén.
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El 25 de marzo nuestra Iglesia
celebra la Solemnidad de la anunciación del Señor a María Santísima.
La Anunciación del Señor es
una fiesta navideña que se celebra el 25 de marzo. Esta fecha representa los
nueve meses que pasó Jesús en el vientre materno. Tradicionalmente se celebra nueve
meses antes del día de Navidad. Sin embargo, cuando la fecha coincide con la
Semana Santa, la celebración se traslada, ya que estos días tienen un rango
litúrgico superior a esta solemnidad.
La Encarnación, el momento en
el que Dios se hizo carne, designa el comienzo de la misión de Jesús de salvar
a la humanidad del pecado. En Oriente se encuentran testimonios de esta fiesta
del 25 de marzo ya a mediados del siglo VI. En Roma se celebra a partir del
siglo VII. Al ser una fiesta ligada al Señor Jesús y a su entrada en la
historia, el nuevo orden litúrgico prefirió nombrarla con el título de
"Anunciación del Señor" en lugar del más popular conocido hasta
entonces como “Anunciación de María”
Es interesante observar que
Dios no envía al ángel a Jerusalén, al templo, sino a Galilea, una región
despreciada como refugio de paganos incrédulos. A Nazaret, una ciudad que no es
mencionada en el Antiguo Testamento. Ante el anuncio, María reflexiona, entra
en diálogo consigo misma y con el ángel, y pregunta por el sentido de sus
palabras y la forma en que se realizarán. María no se deja llevar por las
emociones. Aparece como una mujer valiente que ante lo inaudito mantiene el
autocontrol. Y, a la luz de Dios, evalúa y decide.
Tanto la concepción milagrosa
de San Juan Bautista como la de Jesús vienen precedidas por el anuncio del
arcángel Gabriel. En un caso a Zacarías; en el otro, a María, desposada con
José. En ambos relatos el arcángel hace saber que los niños que nacerán tienen
un lugar preeminente en el plan de salvación de Dios. La reacción de los
interlocutores es parecida, pero no igual. Mientras Zacarias pide conocer si
sucederá lo anunciado, María pregunta ¿Cómo va a suceder? la Virgen no duda, tan
sólo aspira a comprender en su corazón la obra que Dios va a realizar en su
seno.
Gabriel le dice: "El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de
Dios". Aquí el ángel indica la participación de las tres Personas de la
Santísima Trinidad: a través de la acción del Espíritu Santo, el Padre hace que
el Hijo sea concebido en forma humana. Por su ‘sí’ la Virgen será elevada a la
condición de “Madre de Dios”. Ella llevará a Jesús en su vientre donde será
primero abrigo y protección y después será la encargada de educar a Aquel que
es salud para el género humano. A pesar de los sufrimientos en sus diversas
formas, Ella se colocó por completo al servicio de la voluntad de Dios
El "Fiat" de María
transforma su humilde casa en la Casa de Dios, y a ella misma en el Tabernáculo
del Santísimo Jesús. Bastó un "Aquí estoy", una señal de
disponibilidad, sabiendo confiar en la acción del Espíritu Santo. Y Dios entró
en la historia aceptando hacerse historia en la vida de los que dijeron y
seguirán diciendo "aquí estoy".
Para la reflexión:
¿Como estoy dando mi “Si” al
Señor? ¿Tengo dudas? ¿Tengo temor de aceptar su voluntad?
Madre y Reina de la
Anunciación: a Tu corazón de Madre entrego mi alma, mis pensamientos,
recuerdos, imaginaciones, deseo y temores. Recibe mi corazón que sea un solo
palpitar con el tuyo, mi cuerpo con tus sentidos. Quiero mirarte Madre con
gratitud. Te entrego mi lengua, que en cada frase que pronuncie repita: “Soy
todo tuyo”. Quiero pedirte más amor para el Santo Padre, para la Iglesia, para
todos mis hermanos. Madre bondadosa, desde hoy quiero vivir contigo, que tú
dirijas mis pasos y deseos y para eso al iniciar una acción me diré: ¿Cómo lo
haría María? Te entrego mi vida espiritual, que sea un vivir en el amor del
Espíritu Santo para todos mis hermanos. Santa Maria, ruega por nosotros. Amén.
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El 24 de marzo, nuestra
iglesia recuerda a San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez conocido como
Monseñor Romero o San Romero de América. Año 1980, El Salvador C.A.
Óscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, San Salvador el 15 de agosto de
1917. Era el segundo de 8 hermanos, hijos del matrimonio formado por Santos
Romero y Guadalupe de Jesús Galdámez. Fue bautizado el 11 de mayo de
1919 en la iglesia parroquial de su ciudad natal.
Desde
niño tuvo una salud muy frágil. En la escuela pública donde estudió, destacaba
en materias humanísticas. Desde su infancia practicó la oración nocturna y la
veneración al Inmaculado corazón de la Virgen María.
En 1930,
a la edad de 13 años, ingresó al seminario menor de la ciudad de San Miguel,
que estaba dirigido por sacerdotes claretianos. Posteriormente, en 1937,
entró en el Seminario de San José de la Montaña de San Salvador. Ese mismo año,
se trasladó a Roma, donde continuó sus estudios de teología en la
Pontificia Universidad Gregoriana, fue alumno de monseñor Giovanni Batista
Montini (futuro papa Pablo VI). El 4 de abril de 1942 fue ordenado sacerdote a
la edad de 24 años. Terminada su formación en Roma, Regresa a El Salvador.
En 1943
inicia una gran actividad pastoral, fue párroco, secretario diocesano,
secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES), después el papa
Pablo VI lo ordenó obispo auxiliar de El Salvador. Trabajador y
tradicionalista, solía dedicarse a atender a los pobres y a los niños
huérfanos.
Crítico
por entonces de las nuevas vías abiertas por el Concilio Vaticano II
(1962-1965), no lograba tener buenas relaciones con el Arzobispo Chávez. Movido
por esta postura hizo algunos cambios, entre ellos, aparto a los Jesuitas de la
dirección de instituciones educativas, lo que provocó que seminarios finalmente
fueran cerrados.
Romero
gozaba del apoyo del Nuncio Apostólico de Roma, y fue nombrado obispo de
Santiago de María en 1974. Ahí promovió asociaciones y movimientos
espirituales, predicaba todos los domingos en la catedral y visitaba a los
campesinos más pobres.
En 1975,
el asesinato de varios campesinos que regresaban de un acto religioso por la
Guardia Nacional le hizo atender por primera vez a la grave situación política
del país. Así, cuando el 8 de febrero de 1977 fue designado arzobispo de El
Salvador, las sucesivas expulsiones y muertes de sacerdotes y laicos
(especialmente la del sacerdote Rutilio Grande) lo convencieron de la inicuidad
del gobierno militar del coronel Arturo Armando Molina. Monseñor Romero pidió
al presidente una investigación, excomulgó a los culpables, celebró una misa
única el 20 de marzo (a la que asistieron cien mil personas) y decidió no
acudir a ninguna reunión con el Gobierno hasta que no se aclarase el asesinato
(así lo hizo en la toma de posesión del presidente Carlos Humberto Romero del
2 de julio).
Promovió
la creación de un Comité Permanente para velar por la situación de los
derechos humanos. El Nuncio le llamó al orden, pero Monseñor Romero marchó en
abril a Roma para informar al Papa, que se mostró favorable. En El Salvador, el
presidente endureció la represión contra la Iglesia, surgieron acusaciones a
los jesuitas, nuevas expulsiones y asesinatos, atentados y amenazas de cierre a
medios de comunicación eclesiásticos
En sus
homilías dominicales en la catedral y en sus frecuentes visitas a distintas
poblaciones, Monseñor Romero condenó repetidamente los violentos atropellos a
la Iglesia y a la sociedad salvadoreña.
En junio
de 1978 volvió a Roma y, como la vez anterior, fue reconvenido por algunos
cardenales y apoyado por el papa Pablo VI. Continuó, pues, con idéntica actitud
de denuncia, ganándose la animadversión del gobierno salvadoreño y la
admiración internacional.
El 15 de
octubre de 1979 un golpe de Estado se llevó a cabo en el Salvador, Monseñor
Romero dio públicamente su apoyo al mismo, dado que prometía acabar con la
injusticia interior.
En enero
de 1980 hizo otra visita más a Roma siendo recibido entonces por Juan Pablo II,
que le escuchó largamente y le animó a continuar con su labor pacificadora.
Insatisfecho
por la actuación de la nueva Junta de Gobierno, intensificó los llamamientos a
todas las fuerzas políticas, económicas y sociales del país, la Junta y el
ejército, los propietarios, las organizaciones populares, sus sacerdotes e
incluso a los grupos terroristas para colaborar en la reconstrucción de El
Salvador y organizar un sistema verdaderamente democrático. El 17 de febrero de
1980 escribió una larga carta al presidente estadounidense Jimmy Carter,
pidiéndole que cancelase toda ayuda militar, pues fortalecía un poder opresor.
Hubo un
primer intento de asesinato contra Monseñor Romero el 9 de marzo de 1980.
Finalmente,
el 23 de marzo de 1980, Domingo de Ramos, Monseñor Romero pronunció en la
catedral una valiente homilía dirigida al Ejército y la Policía.
El lunes
24 de marzo de 1980, por la mañana, estuvo en un retiro organizado por el Opus
Dei, en ese día reflexionaron sobre el sacerdocio. Por la tarde del mismo día,
aproximadamente a las 6:30 pm fue asesinado mientras celebraba una misa en la
capilla del hospital Divina Providencia en la colonia Miramonte de San
Salvador. Un disparo hecho por un francotirador desde un auto impactó en su
corazón momentos antes de la consagración. Tenía 62 años.
El crimen
se atribuyó a grupos de ultraderecha. No se produjo, sin embargo, ninguna
detención, y todavía en la actualidad permanecen sin castigo los culpables.
Los
restos mortales de Monseñor Romero descansan en la cripta de la catedral
metropolitana de San Salvador, justo debajo del altar mayor del templo y dentro
de un mausoleo que ostenta su nombre.
Fue
beatificado en una ceremonia presidida por el cardenal Ángelo Amato en la Plaza
Salvador del Mundo de la ciudad de San Salvador el día 23 de mayo del 2015 y canonizado
el 14 de octubre del 2018 por el papa Francisco. Es patrono de El Salvador, de
los Cristianos perseguidos, de Caritas International y se ha propuesto como
patrono de los comunicadores Católicos.
Para la reflexión:
¿Qué puedo hacer para lograr
la paz en los conflictos de las comunidades, o de mi país?
Señor y Padre Nuestro te
suplicamos, por la intercesión de San Óscar Romero, el valor para arriesgarnos
en favor de los mas necesitados, de los pobres y oprimidos, teniendo la certeza
de que caminas con nosotros y que los momentos de mayor desesperanza nos dejes
ver tu luz y conocer tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor, San Oscar
Arnulfo Romero, ruega por nosotros. Amén.
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El 24 de
Marzo nuestra Iglesia recuerda a Santa Catalina de Suecia, patrona de las vírgenes,
abadesa de la Orden del Santísimo Salvador. Año 1381, Suecia.
También
conocida como Catalina de Vadstena, Catalina Ulsdotter era hija de Santa Brígida y su nombre se halla muy relacionado a
la obra de su madre. Nació en el año de 1331, en Vastena, Suecia. A la edad de
siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para ser educada y
pronto mostró, al igual que su madre, un deseo para vida de auto mortificación
y devoción para cosas espirituales.
A los 13
años fue dada como esposa a un noble de descendencia alemana Egard von Kyren,
Catalina, persuade a su esposo, quién era un hombre religioso, a unirse con
ella en un voto de castidad la misma noche de bodas.Ambos viven en un estado de virginidad y devotan su
vida al ejercicio de perfección cristiana y caridad activa.
Su madre santa
Brígida, abandonó Suecia para presentar en Roma las reglas de su nueva orden, “La
Orden del Santísimo Salvador”. A pesar del amor profundo hacia su esposo,
Catalina acompaña a su madre a Roma en 1349. Pero en 1351 recibió la noticia de
la muerte de su marido y decidió permanecer al lado de su madre en Roma.
Ella vive
constantemente con su madre, toma una parte activa en la labor fructífera de Santa
Brígida e imita fervorosamente la vida ascética de su madre participando en las
actividades de oración, ayuda a los necesitados y peregrinaciones dentro y
fuera de Italia.
Aunque la
bella y distinguida viuda está rodeada de admiradores, ella constantemente
rehúsa todas las ofertas de matrimonio.
En 1372 Santa
Catalina y su hermano, Birger, acompañan a su madre a una peregrinación a la
Tierra Santa. Después de su regreso a Roma, Catalina acompaña a su madre en la
última etapa de su vida.
A la muerte
de Brígida el 23 de julio de 1373, Catalina se convirtió en su heredera
espiritual y como tal la sucedió a la cabeza de la nueva orden. En 1374,
obedeciendo los últimos deseos de Santa Brígida, Catalina llevó el cuerpo de su
madre de regreso a Suecia, para ser enterrada en Wadstena, se convirtió en la
primera abadesa de este. Es la casa madre de la Orden Brigidina, también
llamada La Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con gran
habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la fundadora.
En el verano
de 1375 regresó a Roma para participar en el proceso de investigación y
canonización de su madre, consiguió la aprobación de las reglas de la orden
brigidina. En 1380 regresó a Suecia y el obispado le entregó formalmente la
dirección de la nueva orden religiosa, pero no fue capaz de ganar en ese tiempo
la canonización de su madre, por la confusión causada por el Cisma que retrasó
el proceso.
Cuando hubo
este cisma ella se mostró firme en su adhesión al Papa Romano Urbano VI, en
cuyo favor ella testificó delante de una comisión judicial. Catalina se quedó
cinco años en Italia y al regresar a casa, portaba una carta de comendación del
Papa.
Poco después
de su llegada a Suecia se enfermó y murió el 24 de marzo de 1381. Al tiempo de
su muerte Santa. Catalina era jefe del convento de Wadstena, fundada por su
madre; de ahí el nombre Catalina Vastanensis, por el cuál es ocasionalmente
llamada.
En el año de
1484 el papa Inocencio VIII dio la autorización para venerar a Catalina como
santa en Suecia y algunas de sus pertenencias fueron conservadas como
reliquias.
Se le
representa acompañada con una cierva, que de acuerdo con la tradición la ayuda
para proteger la virginidad de las jóvenes de los hombres deshonestos. Se le
han atribuido milagros en Suecia y en Italia, algunos de ellos en vida, es
patrona de las vírgenes e invocada contra el aborto.
Para la reflexión:
¿Qué tanto
puedo colaborar para que la juventud valore más la vida en castidad dentro del
noviazgo?
Oh, Dios que has concedido a Santa
Catalina la agradable virtud de la entrega de espíritu y voluntad, concédenos
por su intercesión ser fieles a ti, a tu voluntad, a lo que has destinado para
cada uno de nosotros y que nuestros sentidos te alaben y bendigan a ti señor en
todo momento. Por nuestro Señor Jesucristo, Santa Catalina de Suecia, ruega por
nosotros. Amén.
Bendiciones
en Cristo Jesús. En "SABIDURIA DE LOS SANTOS-Santoral" compartimos
una breve biografía del Santo de cada día 🎧.
Nos puedes
encontrar en las siguientes plataformas.
El 23 de marzo, nuestra
Iglesia recuerda a San Toribio de Mogrovejo, Obispo de Lima. Año 1606, Perú.
Toribio
Alfonso de Mogrovejo y Robledo Nace el 16 de noviembre de 1538 en Zaña, Reyno
del Perú. Sus padres, Luis y Ana de Robledo pertenecían a la nobleza española.
A los doce años, Toribio fue enviado a estudiar a Valladolid, donde fue
admirado de todos por su comportamiento ejemplar, sus virtudes y sus dotes
intelectuales.
Después de
algunos años, deseando estudiar Derecho civil y eclesiástico, se trasladó a la
Universidad de Salamanca. Allí recibió la influencia de su tío Juan de
Mogrovejo, profesor en dicha Universidad, su tío fue invitado a enseñar en la ciudad de Coinbra
y llevo consigo a nuestro Santo, pero de vuelta a Salamanca, su tío falleció y Toribio
resolvió seguir su misma carrera de profesor de leyes. Su erudición y virtud le
llevaron a ser designado como Gran Inquisidor de España. El emperador Felipe II
al conocer sus cualidades le propuso al Papa Gregorio XIII su nombramiento como
Arzobispo de Lima.
Ni siquiera
era sacerdote, pero, habiendo recibido dispensa papal para la recepción de las
diversas órdenes menores, fue ordenado en Granada y poco después, recibió la
consagración episcopal en Sevilla.En
septiembre de 1580 embarcó con destino a su sede episcopal en Lima.
Al llegar a
Lima, como Arzobispo, tomó posesión de su sede, se dedicó a lograr el progreso
espiritual de sus fieles. La ciudad había quedado sin Arzobispo durante seis
años, por lo cual los conquistadores cometían muchos abusos y los sacerdotes no
se atrevían a corregirlos. Muchos para excusarse del mal que estaban haciendo,
decían que "esa era la costumbre". San Toribio les respondía que
"Cristo es verdad y no costumbre". y empezó a atacar fuertemente
todos los vicios y escándalos. Eso le atrajo muchas persecuciones y calumnias.
Sin embargo, prefirió callar y solía decir: "Al único que es necesario
siempre tener contento es a Nuestro Señor".
San Toribio
estaba consciente de la extensión de su arzobispado, que comprendía desde la
población de Lambayeque a la ciudad de Quito. Realizo tres visitas pastorales
recorriendo y organizando su jurisdicción, de 1584 a Enero de 1605, Entre una y
otra, realizó viajes a pueblos de Lima, Callao, Mala, Cañete, Chincha y Nazca.
La mayor parte del recorrido lo hizo generalmente a pie, indefenso y a veces
solo; expuesto a las inclemencias del clima, desiertos, animales salvajes,
fiebres y tribus de indígenas hostiles.
En estas
visitas, bautizó y confirmó a cerca de medio millón de personas, entre ellas a
Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano, San Juan Masías y San Martín de
Porres.
Hizo
construir caminos, escuelas, varias capillas, hospitales, conventos y fundó el
primer Seminario Americano en Lima en 1591 que en la actualidad lleva su nombre.
A los
sesenta y ocho años, San Toribio cayó enfermo en la población de Pacasmayo, al
norte de Lima, pero aun así continuó trabajando hasta el final, llegando a la
ciudad de Zaña en condición agonizante. Murió en el convento de San Agustín el
23 de marzo de 1606, a las tres y media de la tarde, era un Jueves Santo
Fue
beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI, y canonizado el 10
de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII.
Oh Dios que has concedido a San
Toribio de Mogrovejo un inflamado celo apostólico, concédenos por su intercesión
defender con valentía la Iglesia, no ser indiferentes a las injusticias, permítenos
como a san Toribio hablar con verdad y ser los mensajeros,
evangelizadores, catequistas que lleven
tu palabra y con tu amor conviertan corazones. Por Nuestro Señor Jesucristo,
Santo Toribio de Mogrovejo, ruega por nosotros. Amén.
Bendiciones
en Cristo Jesús. En "SABIDURIA DE LOS SANTOS-Santoral" compartimos
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