viernes, 8 de agosto de 2025

Agosto 8, Santo Domingo de Guzmán


 

El 8 de Agosto, nuestra Iglesia recuerda a Santo Domingo de Guzmán, Fundador de la orden de Predicadores. Año 1221, España. De Memoria Litúrgica.  

         

Domingo significa: "Consagrado al Señor". Nació en Caleruega (reino de Castilla), España, en 1171. Su padre fue Félix de Guzmán, era un noble acompañante del Rey; su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y Beatificada en 1828. Tuvo dos hermanos mayores, Antonio y beato dominico Manés de Guzmán. Lo educó en la más estricta formación religiosa. A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres.

 Por aquel tiempo vino por la región una gran hambre y las gentes suplicaban alguna ayuda para sobrevivir. Domingo repartió en su casa todo lo que tenía y hasta el mobiliario. Luego, cuando ya no le quedaba nada más con qué ayudar a los hambrientos, vendió lo que más amaba y apreciaba, sus libros (que en ese tiempo eran copiados a mano y costosísimos y muy difíciles de conseguir) y con el precio de la venta ayudó a los menesterosos.

 En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad. Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían eran mínimas.

 Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente. Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos. Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión.

 Domingo llevaba ya diez años predicando al sur de Francia convirtiendo herejes y enfervorizando católicos, y a su alrededor había reunido un grupo de predicadores que él mismo había ido organizando e instruído de la mejor manera posible. Entonces pensó en formar con ellos una comunidad de religiosos, y acompañado de su obispo consultó al Sumo Pontífice Inocencio III. Al principio el Pontífice estaba dudoso de si conceder o no el permiso para fundar la nueva comunidad religiosa, pero, dicen que en un sueño vio que el edificio de la Iglesia estaba ladeándose, con peligro de venirse abajo y que llegaban dos hombres, Santo Domingo y San Francisco, le ponían el hombro y lo volvían a levantar. Después de esa visión ya el Papa no tuvo dudas en que sí debía aprobar las ideas de nuestro santo.

 En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia.

 El gran fundador les dio a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos. Les decía a sus hermanos:

*Primero contemplar, y después enseñar.

*Predicar siempre y en todas partes.

 Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles.

Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas. Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.

La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

 Cada año hacía varias cuaresmas, pasaba varias temporadas de 40 días ayunando a pan y agua. Siempre dormía sobre duras tablas. Caminaba descalzo por caminos irisados de piedras y por senderos cubiertos de nieve. No se colocaba nada en la cabeza ni para defenderse del sol ni para guarecerse contra los aguaceros. Soportaba los más terribles insultos sin responder ni una sola palabra. Cuando llegaban de un viaje empapados por los terribles aguaceros, mientras los demás se iban junto al fuego a calentarse un poco, el santo se iba al templo a rezar.

 Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación. Pasaba noches enteras en oración.

 Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo. Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página de la Biblia.

 Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios se sintió falto de fuerzas, estaba en Bolonia, Italia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes, cuando le decían: "Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte", dijo: "¡Qué hermoso, ¡qué hermoso!" y expiró. Era el 6 de Agosto de 1221.

 Fue canonizado en 1234 por el papa Gregorio IX, el día de su canonización el sumo pontífice exclamó "De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo". Sus restos se veneran en la basílica de Santo Domingo en un cofre (Monumento) llamado “Arca di san Domenico” en Bolonia, Italia.


 Para la reflexión:

¿Que podríamos hacer hoy para enfervorizar nuestra fe?


Señor y Padre Nuestro, te pedimos que santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu palabra ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda también con bondad por nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor. Santo Domingo de Guzmán, ruega por nosotros. Amén.



Bendiciones en Cristo Jesús. En "SABIDURIA DE LOS SANTOS-Santoral" compartimos una breve biografía del Santo de cada día 🎧.

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