lunes, 30 de junio de 2025

Junio 30, Protomártires Cristianos.



El 30 de Junio, nuestra Iglesia recuerda a los primeros Mártires de la Santa Iglesia Romana. Año 64, Imperio Romano (Italia)


 La celebración de hoy fue introducida al nuevo calendario romano universal, se refiere a los protomártires de la Iglesia, víctimas de la persecución de Nerón después del gran incendio de Roma.

 Según cuenta el historiador Tácito, que en el momento del incendio tendría unos siete años, el Gran incendio se inició a las nueve de la noche del 18 de julio del año 64, y que la ciudad ardió por espacio de al menos cinco días. La destrucción que causaron las llamas fue importante: según Tácito, cuatro de los catorce distritos de Roma fueron arrasados, y otros siete quedaron dañados.

 Nerón no estaba en la ciudad, sino que llegó al tercer día, y literalmente se recreó contemplando la devastación desde la torre de Mecenas. Esa actitud fue la que hizo sospechar que detrás del incendio se encontraba él. Entonces el rumor comenzó a correr de boca en boca: La gente afirmaba haber visto a individuos misteriosos arrojar antorchas dentro de las casas, y todo bajo las órdenes de Nerón. Y entonces, para desviar la atención de sí, Nerón culpó a los cristianos, una pequeña comunidad pacifica que vivía junto a la comunidad hebrea.

 Las ideas que profesaban los cristianos eran un abierto desafío a los dioses paganos celosos y vengativos... "Los paganos -recordará más tarde Tertuliano- atribuyen a los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas del Tíber se desbordan e inundan la ciudad o si por el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es toda de los cristianos, que desprecian a los dioses, y por todas partes se grita: ¡Los cristianos a los leones!".

 De acuerdo con Cornelio Tácito, Nerón condenó a los cristianos a ser arrojados a las fieras, los hizo crucificar y los quemó para que sirvieran de antorchas. Tácito describe los hechos como sigue:

 “En consecuencia, para librarse de la acusación [de haber quemado Roma], Nerón buscó rápidamente un culpable, e infringió las más exquisitas torturas sobre un grupo odiado por sus abominaciones, que el populacho llama cristianos… Por consiguiente, se arrestaron primeramente a todos aquellos que se declararon culpables; entonces, con la información que dieron, una inmensa multitud fue presa, no tanto por el crimen de haber incendiado la ciudad como por su odio contra la humanidad.”

 Nerón tuvo la responsabilidad de haber iniciado la absurda hostilidad del pueblo romano más bien tolerante en materia religiosa respecto de los cristianos: la ferocidad con la que castigó a los presuntos incendiarios no se justifica ni siquiera por el supremo interés del imperio.

 Episodios horrendos se escucharon como el de las antorchas humanas rociadas con brea y dejadas ardiendo en los jardines de la colina Oppio, o como aquel de mujeres y niños vestidos con pieles de animales y dejados a merced de las bestias feroces en el circo, fueron tales, que suscitaron un sentido de compasión y de horror en el mismo pueblo romano. "Entonces -sigue diciendo Tácito- se manifestó un sentimiento de piedad, aun tratándose de gente merecedora de los más ejemplares castigos, porque se veía que eran eliminados no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad de un individuo, Nerón”. La persecución no terminó en aquel fatal verano del 64, sino que continuó hasta el año 67.

 Además de protomártires romanos, fueron estos los primeros perseguidos sistemáticamente por un emperador. Después de ellos, la crueldad de los césares se seguiría derramando sobre millones de cristianos, hasta el momento en que el cristianismo tomaría cuenta del propio imperio.

 Entre los mártires más ilustres se encuentran el príncipe de los apóstoles, Pedro, y el apóstol de los gentiles, san Pablo. Después de la fiesta de los dos apóstoles, el nuevo calendario quiere celebrar la memoria de los numerosos mártires que no pudieron tener un lugar especial en la liturgia.

 Que los protomártires sean ejemplo para nosotros por la mucha presión que se ejerce sobre los seguidores de Jesús, pero el que persevere en su fe hasta el final, se salvará. Que el Señor nos mantenga perseverantes.

 

Para la reflexión:

 ¿Qué mensaje nos deja para nuestra vida actual la vida de los protomártires?


Señor, Dios nuestro, que santificaste los comienzos de la Iglesia romana con la sangre abundante de los mártires, concédenos que su valentía en el combate nos infunda el espíritu de fortaleza y la santa alegría de la victoria. Por nuestro Señor Jesucristo, Protomártires Cristianos, rueguen por nosotros. Amén.



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