Nació durante la Revolución Francesa el 20 de mayo de 1789 en el pueblo francés de Le Rosey, una aldea de la comuna de Marlhes, en el seno de una familia numerosa. Fue bautizado con el nombre de Marcelino José Benedicto Champagnat Chirat, hijo de Juan Bautista y María Teresa. Jamás asistió a la escuela durante su niñez, pero fue educado por su tía monja Luisa Champagnat.
En la fiesta de Todos los Santos de 1805 Marcelino, por persuasión de su tia Luisa entra en el seminario menor de Verrières (en el departamento de la Loire) tenía16 años. Los estudios le resultaron sumamente difíciles y estuvo a punto de ser echado del seminario por sus bajas notas. El director del seminario le recomienda quedarse en casa en las vacaciones de verano. Marcelino hizo una peregrinación a pie con su madre a La Louvesc, donde está la tumba del San Francisco Régis Clet, y por su intercesión consigue otra oportunidad.
El segundo año en el seminario y los siguientes verán subir el nivel de rendimiento del tenaz Marcelino. En 1813 pasa al seminario mayor de Lyon, junto con Juan Claudio Colin, Luis Querbes y San Juan María Vianney, futuro Santo Cura de Ars, para empezar su primer año de teología.
En el curso del año escolar de 1815, llega un nuevo seminarista, Juan Claudio Courveille, él les comparte su proyecto de una Sociedad de religiosos, la "Sociedad de María (Padres Maristas)". Se unen a esta idea, entre otros, Marcelino Champagnat y Juan Claudio Colin. Marcelino, más tarde, incorporara al proyecto su idea de los Hermanos para la educación cristiana y la alfabetización de los niños de las zonas rurales, los “Hermanos Maristas”
El 22 de julio de 1816, junto con Juan Claudio Colin y otros 50 compañeros, Marcelino es ordenado sacerdote; tiene entonces 27 años. Al día siguiente, los 12 que aceptaron constituir la Sociedad de María, suben al santuario de Ntra. Sra. de Fourvière en Lyon, en la Santa Misa celebrada por el P. Courveille se consagran a María y prometen dedicarse a establecer la Sociedad de María (Padres Maristas).
El 12 de agosto de 1816 Marcelino Champagnat es nombrado vicario parroquial en el pueblo de La Valla-en-Gier (Departamento de Loira), una población dispersa en lejanas aldeas por las faldas de la cadena de montañas del Pilat. Pronto transforma la parroquia: predica, visita a los enfermos, hace la catequesis a los niños, implanta la práctica del mes de María, distribuye libros para extender las buenas lecturas, combate el trabajo en domingo, las borracheras y los bailes.
Un día de Octubre asiste en su lecho de muerte a un joven de 16 años, se da cuenta de que este joven de nombre Jean Bautiste nunca ha oído hablar de Dios. Al día siguiente, cuando regresa para contarle sobre Dios, descubre que el joven ya falleció. Esto lo decide a poner en práctica inmediatamente su proyecto de Hermanos para la educación a través de la doctrina para los niños. Se le une un ex granadero del ejército de Napoleón, Juan María Granjon, a quien el Padre debe enseñarle a leer. Al poco tiempo, se unen también Juan Bautista Audras. El P. Marcelino los instala en una casita alquilada, que luego fue comprada con la ayuda del P. Courveille.
Es el 2 de enero de 1817 es la fecha del nacimiento de la congregación de los Hermanos Maristas. En noviembre de 1818 funda la primera escuela en su pueblo natal, Marlhes. Y al año siguiente en su parroquia, La Valla. En adelante, los pedidos de nuevas fundaciones se harán tan frecuentes, que en el lapso de 22 años deja a su muerte 48 escuelas fundadas donde se educan unos 7.000 alumnos. María bendice igualmente su congregación con abundantes vocaciones. En el mismo lapso, Champagnat deja 280 Hermanos, más 49 que ya habían fallecido, y 92 que se había retirado.
En tan pocos años, Marcelino Champagnat se prodiga sin medida: forma a los Hermanos, religiosa y pedagógicamente, funda y visita las escuelas, construye cerca de Saint-Chamond el noviciado de Notre Dame de L' Hermitage (trabajando el mismo como albañil y carpintero), atiende la administración de lo temporal (con grandes problemas financieros), gestiona ante las autoridades de París la aprobación legal de su Instituto, entrevista a obispos, sacerdotes, alcaldes y otras autoridades civiles para asentar sus fundaciones escolares. Esta febril actividad se une a su gran espíritu de mortificación: viaja a pie o a caballo, ayuna con frecuencia días enteros para poder celebrar la misa, reza de noche y lleva la contabilidad y la correspondencia después de que todos se retiran a descansar.
En el campo educativo, Marcelino Champagnat fue un pionero, pues siempre estuvo abierto a lo nuevo que fuera más eficiente. Adoptó el método simultáneo-mutuo de enseñanza, es decir que todos los estudiantes son instruidos al mismo tiempo, en la misma materia y por el mismo maestro, esto parece común ahora, pero en aquel tiempo era una novedad. Adoptó también un nuevo método de lectura, el fonético-silábico, en remplazo del tradicional de deletreo. Introdujo la enseñanza del canto en la escuela, la educación física, la teneduría de libros y la agrimensura (Una antigua rama de la topografía). Introdujo igualmente el catecismo mariano, hizo practicar la disciplina preventiva y prohibió todo castigo físico. Decía: "Para educar hay que amar" y este es el lema de los educadores Maristas en todos los países del mundo. Fundó el Colegio Maristas Sagrado Corazón.
Marcelino murió muy joven, apenas de 51 años el 6 de junio de 1840. Los últimos años había sufrido de una gastritis aguda, y un cáncer al estómago le ocasionó la muerte. Al morir dejaba 40 casas de Hermanos Maristas. Ahora sus religiosos son más de 6,000 en 870 casas, en muy diversos países.
En 1863 La Santa Sede aprobó el Instituto de los Hermanos Maristas de la
Enseñanza (F.M.S.: Fratres Maristae a Scholis). como Instituto autónomo y de
derecho pontificio.
San Marcelino Champagnat fue beatificado el 29 de mayo de 1955 por el Papa Pío XII y fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1999.
Señor y Padre Nuestro que, como San Marcelino, que siempre fue un hombre fiel a su familia, a su cultura y su comunidad, por su intercesión, que tengamos la fortaleza de convertir nuestra vida en vida de servicio a la sociedad, y podamos servir en ella sin mirar distinciones de raza y seamos también proclamadores de la verdad del Evangelio. Por Jesucristo nuestro Señor, San Marcelino Champagnat, ruega por nosotros. Amén.
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