miércoles, 4 de junio de 2025

Junio 4, San Francisco Caracciolo



El 4 de Junio nuestra Iglesia recuerda a San Francisco Caracciolo, Santo Presbítero y Fundador de la orden de Clerigos Regulares Menores Año 1608, Italia.

 

Francisco Caracciolo nace el 13 de Octubre de 1563 en la region de los Abruzos, en Villa Santa Maria, Italia, justo cuando termina el concilio de Trento. Es hijo de Francisco Caracciolo y de Isabel Baratuchi; le pusieron el nombre de Ascanio.

 Después de cursar los estudios propios del tiempo, Ascanio fue militar. Pero una enfermedad diagnosticada por los médicos como lepra va a cambiar el curso de su vida; por el peligro de contagio le han abandonado los amigos; la soledad y el miedo a la muerte le lleva a levantar los ojos al cielo y hacer a Dios una promesa: "Si me curas de esta enfermedad, dedicaré mi vida al sacerdocio y al apostolado".  Y así fue. Curado, marcha a Nápoles y pide la admisión en la cofradía de los Bianchi, los Blancos, que se ocupan de prestar atención caritativa a los enfermos,  y a los presos de las cárceles.

En el año 1588 un gran apóstol llamado Juan Adorno, dispuso fundar una comunidad religiosa que dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra mitad al apostolado. El sacerdote Adorno, otro hombre con miras a lo divino y pieza clave en la vida de Caracciolo, ha pedido también la admisión en la cofradía de los Blancos, ingresa a la orden una tercera persona, pariente de Ascanio y con su mismo nombre, se reúnen los 3 durante cuarenta días en la abadía de los camandulenses cerca de Nápoles para redactar los estatutos de la fundación que pretenden poner en marcha porque quieren hacer algo por la Iglesia.  El papa Sixto V aprobará la nueva Orden en Roma y la llamará de los «Clérigos menores»; además de los tres votos comunes a la vida religiosa se añade un cuarto voto consistente en la renuncia a admitir dignidades eclesiásticas.

A partir de la profesión hecha en Nápoles, Ascanio se llamará Francisco. Pronto se les unen otros diez clérigos con idénticas ansias de santidad y que desprecian frontalmente los honores, esa búsqueda de grandeza que tanto daño ha hecho a la Iglesia en el tiempo del Renacimiento. Ahora se reparten los días para mantener entre todos un ayuno continuo y se distribuyen las horas del día y de la noche para mantener permanente la adoración al Santísimo Sacramento.

 Hace falta fundar la orden en España, pero Felipe II no les da facilidades. Piensa el rey que hay demasiados frailes en el Imperio y ha dictado normas al respecto. Regresando a Roma, insisten en el intento, para cambiar los ánimos de Felipe II. En este tiempo muere Juan Adorno y Francisco Caracciolo es nombrado superior General. El papa Clemente VIII intercede y lo recomienda desde Roma, pero es hasta el tiempo del rey Felipe III que tienen mejor suerte.  En Valladolid consiguió fundar una casa y en Alcalá montó un colegio que sirviera para la formación de sus «Clérigos Regulares Menores». Le siguen otras fundaciones también en Roma y Nápoles.

 Vive pobre y humilde fiel a su compromiso. Siempre se mostró delicado con los enfermos y generoso con los pobres. Llama la atención su espíritu de penitencia con ayunos y mortificaciones que se impone a sí mismo. Pidió se admitiese su renuncia al gobierno de su orden para dedicarse a la oración y, aceptada, eligió para vivir en el hueco de la escalera de la casa que desde entonces es el único testigo mudo de su oración y penitencia. El amor a Jesucristo fue tan grande que a veces es suficiente la mirada a un crucifijo para entrar en éxtasis y el pensamiento elevado a la Virgen María le trae a los ojos lágrimas de ternura.  Cuando sólo tiene 44 años, murió en Nápoles el 4 de junio de 1608, con los nombres de Jesús y de María en la boca.

 El papa Pío VII lo canonizó en 1807. Su cuerpo se conserva en la iglesia de Santa María la Mayor de Nápoles y la iconografía muestra a Francisco Caracciolo con una Custodia en la mano, como símbolo del amor que tuvo a la Eucaristía y que debe mantener su Orden para ser fiel hasta el fin del tiempo.

 Oh  Dios,  Tú has conducido a San Francisco Caracciolo por el camino de la perfección, en la humildad y en el servicio hacia los hermanos, Te pedimos nos concedas, que lo veneremos como modelo de vida consagrada a tu Amor, para ser testimonio creíble, a través de una vida transformada por el Espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor, San Francisco Caracciolo, ruega por nosotros, Amén.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agosto 4, San Juan María Vianney (El Santo Cura de Ars)

El 4 de Agosto, nuestra Iglesia recuerda a San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars. Patrono de los párrocos. Año 1859, Francia.   N...