El 4 de enero, nuestra iglesia recuerda a Santa
Isabel Ana Seton o Elizabeth Ann Seton, la primera estadounidense de nacimiento
en ser canonizada, Año 1821. Estados Unidos
Nació el 28 de agosto de 1774, en las vísperas de la
Revolución Americana. Su padre, el doctor Richard Bayley era médico; su madre,
Catherine Charlton, era la hija de un ministro anglicano. Este matrimonio tuvo
tres hijas: Mary, Elizabeth y Catherine. creció en una familia que se
estableció en la Nueva York colonial con las enseñanzas de la Iglesia
Episcopal, La señora Bayley murió después del nacimiento de Catherine, y poco
tiempo después, el doctor Bayley contrajo de nuevo matrimonio.
A los 20 años, la santa conoció a William Magee Seton,
con el que se casaría el 25 de enero de 1794 luego de un breve tiempo de
noviazgo. Dios bendijo a los jóvenes esposos con cinco hijos. Su esposo era un
reconocido hombre de negocios y socio prominente en una firma de navegación
mercantil, después de vivir con los Seton por algún tiempo, se mudaron a su
propia casa.
Ella era franca, sincera, con una pizca de santidad,
leía la Biblia con una fuerte inclinación evangélica. Su esposo, no era muy
religioso. El pertenecía a una nueva generación de hombres. Lo que hoy
llamaríamos un ejecutivo. Para él, lo primero era el negocio
Algún tiempo después, a causa de reveses financieros
de William Seton, la familia se mudó de Wall Street una casa en los límites
geográficos de la Isla de Manhattan.
En 1802, la salud de William Seton comenzó a decaer, y
le aconsejaron mudarse a un clima más propicio para su recuperación. Eligió
Livorno, Italia porque, entre otras razones, era el hogar de la familia
Filicchi, viejos amigos y asociados de negocios de William Seton.
Los Filicchis eran católicos devotos, aunque no se
sabe si en materia religiosa llegaron a producir alguna impresión en William
Seton. William murió en Italia en diciembre de 1803, y fue enterrado en el
cementerio protestante de Livorno.
No sabemos en qué momento fue que la gracia de la
conversión de Elizabeth comenzó a cristalizarse. Es casi seguro que comenzó
mientras ella vivía en Italia; Se sabe que estando en Italia iba frecuentemente
con los Filicchis al Santuario de Nuestra Señora de Montenaro en Livorno. En un
viaje a Florencia, visitó la Catedral (el Duomo), la iglesia de San Lorenzo,
Santa María Novella, y la capilla de Medici y que quedó absolutamente fascinada
con la belleza de estos lugares.
Algún tiempo después le escribió a un amigo: ¡Cuán
feliz sería yo, si nosotros creyéramos
lo que estas queridas almas creen: que ellos poseen a Dios en el Sacramento de
la Eucaristía, y que él permanece en sus iglesias y les es llevado a ellos
cuando están enfermos! Oraba a Dios con la intención de hallarlo, lo que
sugiere intensamente que deseaba creer en la doctrina católica de la Presencia
Real de Dios en la Eucaristía.
Elizabeth comenzó a confiar en la familia Filicchi, y
ellos le proveyeron algunos libros, los cuales ella leyó con atención. Regresó
a la ciudad de Nueva York, ya fuertemente inclinada hacia el catolicismo.
Ya en Nueva York su más grande desilusión vino como
consecuencia de hacer saber a la gente de su interés en el catolicismo, debido
a las presiones de su pastor y de la propia familia continuó asistiendo a los
servicios religiosos en su denominación con algunos altibajos, sintiéndose cada
vez menos a gusto.
Mandaba constantes cartas a su amiga Amabilia Filicchi.
Un día luego de asistir a un servicio dominical en la capilla de San Pablo en
Broadway le escribió:
Me senté en una banca al costado, de manera que quedé
mirando hacia el edificio de la iglesia católica en la calle adyacente y por
veinte veces me sorprendí hablándole al Santísimo Sacramento ahí, en vez de
orar hacia el altar vacío de la iglesia en la que estaba.
La señora Seton fue recibida en la Iglesia Católica
por el padre William O’Brien el 14 de marzo de 1805, en la iglesia de San Pedro
en la calle Barclay.
Cuando se convirtió al catolicismo se enfrentó con
muchos prejuicios religiosos no sólo entre los Protestantes sino en su propia
familia. Tenían miedo que influenciara a otros miembros a hacerse Católicos.
Eventualmente se fue de Nueva York con sus hijos
mudándose a Baltimore, donde se ocupó de un trabajo similar al que tenía en un
pequeño internado que ella había abierto para ganarse el sustento.
El resto de la historia es bien conocida. Un grupo de
mujeres afines que se habían reunido en torno suyo llegó a ser el núcleo, de
las Hermanas de la Caridad.
Desde Baltimore, la Madre Seton y su comunidad se
mudaron a Emmitsburg, Maryland, una pequeña aldea no muy lejos del límite con
Pennsylvania. En este tranquilo y pacífico rincón de Norteamérica, tuvo sus
comienzos la educación católica en los Estados Unidos. Ahí también, comenzaron
las cinco grandes compañías de las Hermanas de la Caridad en los Estados Unidos
y Canadá. Todo esto existe debido a la sed de una mujer por la Presencia Real
de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.
Santa Elizabeth Ann Seton murió de tuberculosis a los
46 años de edad el 4 de Enero de 1821. Sus restos fueron sepultados en la
Basílica que lleva su nombre: el Santuario Nacional de Santa Isabel Ana Seton,
en Emmitsburg, Maryland.
Fue canonizada por el papa Pablo VI en la basílica de San pedro en Roma el 14 de Septiembre de 1975. El Cardenal Terence Cooke resumió su legado: “En Elizabeth Ann Seton, tenemos una santa para nuestros tiempos. Tenemos a una mujer de fe para un tiempo de duda e incertidumbre; una mujer de amor para una época de frialdad y división; una mujer de esperanza para una era de crisis y desaliento. Demos gracias a Dios por esta santa hija de Nueva York, por esta mujer valiente de la Iglesia de Dios.
Santa Elizabeth es patrona de las escuelas católicas,
de los instructores o educadores, de las viudas y de los niños en peligro de
muerte. En Estados Unidos se celebra como memoria.
Dios misericordioso, bendijiste a Elizabeth Ann
Seton, haciéndola una buena esposa, madre, maestra y fundadora para que
entregara su vida y ministerio a favor de otros. Que su ejemplo nos inspire a
ser compasivos y abnegados en el amor del uno por el otro. Por Jesucristo
nuestro Señor. Santa Elizabeth Ann Seton, ruega por nosotros. Amén.
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