El 21 de Enero nuestra Iglesia recuerda a Santa Inés de Roma, Virgen y Mártir. Año 290-304, Roma, Italia.
Los detalles de su martirio y
su vida llegan a nosotros a través de las Actas de los mártires, obra escrita
en el siglo V, es decir, más de un siglo después de ocurridos los hechos que
relata.
Su nombre viene de Agnus, y significa "pura". Era de la noble familia romana Clodia. Nació cerca del año 290. Recibió muy buena educación cristiana. En aquellos tiempos, los cristianos se encontraban bajo la persecución de Diocleciano y se les condenaba con la muerte si se negaban a sacrificar a los dioses romanos.
Tuvo varios pretendientes, a los que rechazó por declararse fiel amante de Cristo y haberse consagró a El con voto de virginidad. Entre ellos se contaba el hijo del prefecto de Roma, el cual se enamoró de ella y le prometió grandes regalos a cambio de la promesa de matrimonio. Ella respondió: "He sido solicitada por otro amante, yo amo a Cristo, seré la esposa de Aquel cuya madre es virgen; lo amaré y seguiré siendo casta".
El hijo recurre a su padre, el alcalde, y la denuncia por ser Cristiana, éste la hace apresar. Fue juzgada y sentenciada a vivir en un prostíbulo, donde, milagrosamente permaneció virgen. Según las Actas de su martirio, aunque fue expuesta desnuda, los cabellos le crecían de manera que tapaban su cuerpo. El único hombre que intentó desflorarla quedó ciego, pero Inés lo curó a través de sus plegarias. Más tarde fue condenada a muerte, y, cuando iba a ser decapitada, el verdugo intentó que abjurase, a lo que ella respondió: "Injuria sería para mi Esposo que yo pretendiera agradar a otro. Me entregaré sólo a Aquél que primero me eligió. ¿Qué esperas, verdugo? Perezca este cuerpo que puede ser amado por ojos que detesto".
Entonces la condenan a morir degollada. Sus padres recogen el cadáver. La sepultan en el sepulcro paterno en la Vía Nomentana. Pocos días después de su muerte se encontró a su mejor amiga, una chica de su edad llamada Santa Emerenciana, rezando junto a la tumba; cuando Santa Emerenciana increpó a los romanos por matar a su amiga, fue muerta a pedradas por la turba.
La hija de Constantino, Constanza, mandó construir la basílica que lleva su nombre en la vía Nomentana. Numerosas vidas de esta santa y obras de arte se realizaron durante la Edad Media: existen relicarios y estatuas en la ciudad de Roma,
San Ambrosio en una de sus homilías habló de Santa Inés como un personaje muy conocido de las gentes de aquel tiempo. Todos los historiadores coinciden en proclamarla mártir de la virginidad. Es patrona de las jóvenes que desean conservar la pureza.
Debido a la raíz de su nombre (Agnus, "cordero" en latín), es costumbre el 21 de Enero en su fiesta que traigan dos corderos de la abadía trapense de Tre Fontane en Roma a la iglesia de Sant'Agnese in Agone para que el Papa los bendiga. El Jueves Santo son esquilados y de la lana se tejen los palios que recibirán los nuevos arzobispos metropolitanos recién consagrado como señal de su jurisdicción y su unión con el papa.
El palio es un ornamento de lana blanca con seis cruces negras, que se pone sobre los hombros y tiene dos bandas que caen sobre el pecho y la espalda. Lo llevan el Papa y los arzobispos metropolitanos. Es un símbolo que manifiesta la estrecha unión con el romano pontífice y la misión del pastoreo razón por la cual se confeccionan de la lana de los corderos. Los nuevos arzobispos reciben el palio el 29 de junio, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.
La liturgia presenta a Santa Ines como modelo de los éxitos que logra alcanzar una persona cuando tiene una gran fe. La fe en Dios y en la eternidad lleva al heroísmo. En este tiempo de materialismo sea ella un modelo de castidad para la juventud.
Para la reflexión:
¿Como podemos ayudar a nuestra alma y cuerpo a mantenerse casto en este mundo tan lleno de libertinajes?
Dios todopoderoso y eterno, que eliges la debilidad del mundo para confundir a los fuertes, concede a quienes celebramos la fiesta de tu mártir santa Inés, imitar su constancia en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, Santa Inés, ruega por nosotros. Amen.
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