El 21 de octubre nuestro
Iglesia recuerda a Santa Laura Montoya. Educadora, escritora y misionera
fundadora de las misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, año
1949, Colombia.
Conocida también como Santa
Laura de Jesús o madre Laura nació en Jericó, Antioquia, Colombia el 26 de mayo
de 1874. Sus padres fueron Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui, una
familia profundamente cristiana. Fue bautizada 4 horas después de su
nacimiento, recibiendo el nombre de María Laura de Jesús
Cuando Laura tenía 2 años, su
padre fue asesinado en la guerra civil de Colombia, dejó a su esposa y a sus 3
hijos en orfandad y dura pobreza a causa de la confiscación de los bienes por
parte de sus enemigos. Por este motivo, su madre se vio obligada a emplearse
como maestra de religión. Laura tuvo que vivir en la finca de su abuelo en el
poblado de Amalfí y posteriormente viajó con su madre y hermanos. Al municipio
de Donmatías, en donde vivieron por largo tiempo.
Debido a la precaria situación
económica de su madre, Laura fue dejada en un hogar de huérfanos en Robledo,
actualmente communa de la ciudad de Medellín, el cual era dirigido por su tía
María de Jesús Upegui, sin haber recibido instrucción previa, su tía la
inscribió a los 11 años como externa en el Colegio del Espíritu Santo, una
institución educativa frecuentada por niñas de clase alta de la ciudad. No
obstante, debido a las adversidades que vivió al habitar en un lugar de
huérfanos y sin dinero para comprar libros mientras estudiaba en un Colegio de
clase alta, se sintió marginada y al final del año se retiró de la institución.
Al año siguiente se marchó a
habitar a una finca de San Cristóbal al cuidado de su tía enferma. Mientras
estaba ahí, se entregó a las Escrituras Se entregó a las lecturas espirituales
que despertaron el deseo de hacerse religiosa carmelita.
A los 16 años ingresa en la normal de
institutoras de Medellín para ser maestra elemental y de esta manera ganarse el
sustento diario. A partir de entonces y después de recibir sus credenciales, se
dedicó a formar jóvenes dentro de la fe católica en diferentes escuelas
públicas del departamento de Antioquia.
Su primera experiencia fue en
Amalfi, en donde fue nombrada directora de la sección Superior de la Escuela
Municipal. En ella procuró impartir sus enseñanzas siguiendo una orientación
religiosa que no era del agrado de todas las autoridades del municipio, sin
embargo, fue apoyada por el secretario de Instrucción Pública Pedro Restrepo,
quien la conoció muy bien desde su paso por la normal de Medellín.
La guerra civil de 1895 obligó
al cierre de las escuelas del departamento, la cual forzó a Laura a mantener
únicamente las clases preescolares en su propia casa.
Con el tiempo y después de
varias experiencias como docente, llegó a ser una erudita de su tiempo, una
pedagoga connotada, formadora de cristianas generaciones, escritora de alto
vuelo y mística profunda por su experiencia de oración contemplativa.
A los 39 años, Laura decidió
trasladarse a Dabeira en compañía de 6 catequistas con la aprobación del obispo
de Santa Fe de Antioquia para trabajar con los indígenas, desde entonces dedicó
el resto de su vida al apostolado y a las misiones. El 14 de mayo de 1914 fundó la congregación de
misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, se dedicó a
establecer centros cercanos a las comunidades indígenas. En 1919 fundó en San
José de Uré, una misión para trabajar con las personas de raza negra de la región.
Practicó la literatura,
escribió 23 libros en los cuales narró sus experiencias místicas. Su
autobiografía se titula “Historia de la misericordia de Dios en un alma,”.
Pasó los últimos 9 años de su
vida en silla de ruedas. Falleció en Medellín el 21 de octubre de 1949 tras una
larga y penosa agonía. La congregación de misioneras contaba con 90 casas en el
momento de su muerte y estaba conformada por 467 religiosas que trabajaban en 3
países.
Fue beatificada el 25 de abril
del 2004 por El Papa Juan Pablo II y canonizada el 12 de mayo del 2013 por el
Papa Francisco. Es conocida como Patrona de las personas que sufren de
discriminación racial de los huérfanos y de la congregación de las misioneras
de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena.
Señor y Padre nuestro, que por
la intercesión y ejemplo de Santa Laura Montoya logremos trabajar por mejorar
nuestros ambientes, sobre todo que nos concedas la fortaleza para lograr la paz
en los entornos escolares donde nuestros jóvenes y niños sufren de violencia y
discriminación, que nunca nos cansemos de orar por los menos favorecidos y que
el nombre de Dios sea siempre una oración en la boca de todos los estudiantes. Por
Jesucristo, nuestro Señor Santa Laura Montoya, ruega por nosotros. Amén.
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