El 3 de Marzo, nuestra Iglesia recuerda a San Emeterio y San Celedonio, Santos
Mártires. Siglo IV, España.
Calahorra (actualmente, La
Rioja, España) está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás
también por ser el lugar de su nacimiento.
En la parte alta de Calahorra,
está la iglesia del Salvador por donde antes estuvo un convento franciscano y
antes aún, la primitiva catedral visigótica que debió construirse según la
costumbre de la época junto a la residencia real para defensa ante posibles
invasiones y que fue destruida por los musulmanes en la invasión del año 923.
No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos. ¡Causa del
desconocimiento de estos hechos es que el emperador Diocleciano ordenara quemar
los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó que
no quedara constancia ni sirviera como propaganda de los mártires y evitar que
se extendiera el incendio.
Segun se sabe, fueron
encarcelados en el lugar llamado Casa Santa, torturados y finalmente
decapitados en el arenal del río Cidacos en las afueras de Calahorra, lugar
donde más tarde se levantó la actual catedral; de ahí su extraño emplazamiento,
extramuros de la ciudad. El relato afirma que las cabezas de los santos
llegaron a la ciudad de Santander (Cantabria) a bordo de una barca de piedra y
fueron custodiadas por una comunidad de monjes que allí vivía. También es
posible que las cabezas llegaran a Santander para ser protegidas de la invasión
musulmana una vez ésta llegó a la zona del valle del Ebro. Las cabezas reposan
hoy en día en la actual catedral construida sobre la antigua abadía de tiempos
de Alfonso II. El resto de los cuerpo se veneran en la Catedral de Calahorra y
procesionan por sus calles todos los 3 de marzo, 15 de mayo y 31 de agosto.
Los Santos Mártires, Celedonio
y Emeterio son patronos de Calahorra (apareciendo en su escudo), son patronos
tambien de Santander y otros pueblos de Cantabria como San Pedro del Romeral,
una de las tres villas pasiegas; festejándose el día 3 de marzo y 31 de agosto.
Dios todopoderoso
y eterno, que concediste a los Mártires Emeterio y Celedonio La gracia de morir
por Cristo, ayudándonos a nuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron
en morir por tí, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión
de tu nombre. Por Jesucristo
nuestro Señor, Amén.
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